martes, 19 de mayo de 2015

Aplicaciones de la programación: Aeronáutica

La aviación se defiende de los terroristas, empleando telecomunicaciones. Pasado el trauma de los atentados con aeronaves, la aviación civil vivió momentos de nerviosismo en los que se propusieron soluciones militaristas para evitar nuevos ataques: embarcar fuerzas de seguridad en los vuelos y blindar las cabinas de los pilotos. El tiempo devuelve la razón y los responsables de las aerolíneas han comprendido que no deben convertir los aviones en campos de batalla. 


En esta filosofía han recurrido a la informática y a las telecomunicaciones, como mejores armas para evitar y, en última instancia, neutralizar, a terroristas. 
Los conceptos básicos de la aviación actual, en lo que se refiere al diseño de aparatos y al impulso que los catapulta por el aire a grandes velocidades, no han variado desde que en 1960 se popularizó el uso comercial de aeronaves a reacción (las que entonces se conocían como de 'propulsión a chorro'). 

La gran revolución aeronáutica en el último tramo del pasado siglo no ha radicado en la propulsión o en el diseño, sino la incorporación masiva de la informática y, mucho más recientemente, de las telecomunicaciones a los aviones.



En la década de los 70, la industria aeronáutica europea irrumpía en el panorama mundial con la creación de Airbus. Su objetivo era terminar con el monopolio de Estados Unidos en la construcción de aviones. Un artilugio entonces desconocido se convirtió en la estrella de las nuevas aeronaves que ofrecía el Viejo Continente: el joystick.



La gran revolución de Airbus, con todo, quedó limitada al embarque de software en los aviones, mientras que la introducción de las modernas telecomunicaciones automáticas, que aseguran la actualización de las informaciones en tiempo real, es una conquista lenta y dificultosa que sólo se ha planteado en etapas mucho más recientes. 



Desde los años 90, las principales aerolíneas ofrecen en sus aviones servicios de telefonía, pero el éxito de esta iniciativa ha sido escaso hasta la fecha. Por otra parte, los sistemas de control de tráfico aéreo (esos dispositivos que vinculan a las aeronaves con señalizaciones localizadas en puntos diversos de la geografía y sirven para indicarles por qué carretera aérea deben discurrir y en que momento pueden proceder a efecturar un despegue o un aterrizaje) han estado condicionados fuertemente por una tecnología de tipo militar que ha dado prioridad a comunicaciones basadas en la voz y al gobierno visual a través de radares. 



Este sistema de control de tráfico quedó absolutamente en entredicho en la fatídica fecha del 11 de septiembre. Simplemente, con desactivar un interruptor, los terroristas aéreos dejaron cuatro aeronaves fuera de control y con este gesto sencillo se facilitaron enormemente sus proyectos suicidas.

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